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Les adjunto un repaso de lo trabajado en clase.
Saludos.
Prof. Lorena Fumarola
Teorias del origen de la Biodiversidad
Mucho antes de los tiempos de
Aristóteles (384-322 a. C.), en la Grecia Antigua existió una escuela de
filosofía griega, la de los jónicos. Esta escuela, fundada por Anaximandro
(611-547 a. C.), culminó con los escritos del filósofo-poeta latino Lucrecio
(99-55 a. C.). Los jónicos desarrollaron una teoría atómica
y posiblemente también, según algunos autores, una teoría de la evolución, ambas
sorprendentemente similares a los conceptos actuales. En aquella época dos
pensadores establecieron explicaciones para el origen de la diversidad
biológica, emparentada con la perspectiva evolucionista. Las ideas de
Anaximandro como las de Empédocles adhieren a la concepción de que las formas
vivas no son fijas, concepción que no sería retomada hasta el siglo XVIII.
En el siglo XVIII, el francés
Georges-Louis Leclerc de Buffon (1707-1788) se ubicó entre los primeros
científicos en proponer que las especies podrían sufrir cambios en el curso del
tiempo.
Entre aquellos que dudaban que las
especies fueran fijas y no cambiasen estaba Erasmus Darwin (1731-1802), el
abuelo de Charles Darwin (1809-1882). Erasmus Darwin era médico, naturalista y
escribía prolíficamente, con frecuencia en verso, sobre temas de botánica y
zoología. Sugirió, fundamentalmente en acotaciones y notas al pie de página,
que las especies tienen conexiones históricas entre sí, que los animales pueden
cambiar en respuesta a su ambiente y que su progenie puede heredar estos
cambios.
El primero en sugerir que los fósiles
son restos de animales y plantas enterrados había sido un geólogo y anatomista
danés, Nicolaus Steno (1638-1686) en la segunda mitad del el siglo XIV. El
agrimensor y geólogo inglés William Smith (1769-1839) fue uno de los primeros
en estudiar científicamente la distribución de los fósiles.
Como en el mundo del
uniformitarismo de James Hutton (1726-1797), la Tierra vista y descrita por
William Smith era sin duda muy antigua. Estaba comenzando una revolución en la
geología; la ciencia de la Tierra se estaba transformando en un estudio del
tiempo y del cambio, más que en un mero catalogar tipos de rocas. En
consecuencia, la historia de la Tierra quedó íntimamente ligada a la historia
de los organismos vivos, como lo revelaba el registro fósil. Paralelamente a
todos estos acontecimientos, en esta época se hallaban en auge las expediciones
científicas.
El primer científico moderno que
elaboró un concepto sistemático de la evolución fue
Jean Baptiste Lamarck (1744-1829), si bien no fue el primero en poner en duda
la idea de que las especies son fijas y no cambian. Este "naturalista
justamente célebre", como el propio Darwin (1809-1882) lo calificó,
propuso audazmente en 1801 que todas las especies, incluido Homo sapiens,
descienden de otras especies.
Como su contemporáneo George
Cuvier (1769-1832) y otros, Lamarck notó que las rocas más antiguas
generalmente contenían fósiles de formas de vida más simples. A diferencia de
Cuvier, que adhería a las ideas fijistas, Lamarck interpretó estas evidencias
como si las formas más complejas hubiesen surgido de las formas más simples por
una suerte de progresión. De acuerdo con su hipótesis, esta progresión
–o evolución, para usar el término moderno– depende de dos fuerzas principales.
La primera es la "herencia de
los caracteres adquiridos". Los órganos en los animales se hacen más fuertes
o más débiles, más o menos importantes, por su uso o su desuso, y estos
cambios, de acuerdo con la propuesta de Lamarck, se transmiten de los padres a
la progenie. Su ejemplo más famoso fue la evolución de la jirafa. La segunda
fuerza igualmente importante en el concepto de evolución de Lamarck fue un
principio creador universal, un esfuerzo inconsciente y ascendente en
la Scala Naturae, que impulsaba a cada criatura viva hacia un grado de
complejidad mayor.
La figura que dominaba en la
ciencia europea a principios del siglo XIX era Georges Cuvier (1769-1832).
Cuvier fue el fundador de la paleontología de los vertebrados, el estudio
científico del registro fósil de los
animales con esqueleto interno, y de la anatomía comparada.
A pesar de sus profundos
conocimientos acerca de los seres vivos actuales y extintos, Cuvier consideraba
que las especies habían sido creadas en forma simultánea por un acto
sobrenatural o divino y que, una vez creadas, se mantuvieron fijas o
inmutables. Esta postura que se conoce como "fijismo" era
predominante en el pensamiento de los naturalistas de la época.
Creía que la Tierra tenía una
historia muy breve pero, a la vez, estaba impresionado por los enormes cambios
que indudablemente habían ocurrido en el pasado geológico. Su trabajo dio nueva
vida al antiguo concepto de "catastrofismo" según el cual una serie
de revoluciones o catástrofes –movimientos de la Tierra e inundaciones– habían
eliminado especies enteras de organismos y moldeado la superficie terrestre.
Después de cada catástrofe, la más reciente de las cuales fuera el Diluvio,
nuevas especies llenaban los lugares vacantes. El catastrofismo se sostuvo como
una de las mayores doctrinas de la geología hasta que se demostró que los
cambios lentos durante períodos prolongados podían explicar el modelado de la
superficie de la Tierra.
Basado sobre sus propias observaciones y sobre
las de sus predecesores, el geólogo británico Charles Lyell (1797-1875) se
opuso a la teoría de
las catástrofes. En cambio, presentó nuevas evidencias en apoyo de la teoría
uniformitarista de James Hutton (1726-1797). De acuerdo con Lyell, el efecto
lento, constante y acumulativo de las fuerzas naturales había producido un
cambio continuo en el curso de la historia de la Tierra. Dado que este proceso
es demostrablemente lento y sus resultados apenas visibles en el curso de una
vida, deben, por lo tanto, haber ocurrido durante un lapso muy prolongado. Lo
que la teoría de Darwin necesitaba era tiempo, y fue tiempo lo que Lyell le
proporcionó.
Charles Darwin (1809-1882) tenía
muy frescas en su mente las teorías de Charles Lyell.
Lyell fue una de las personas que
más influyó en él. Los primeros intentos de Darwin por imaginar el proceso
de transformación de
los seres vivos se enmarcaron en la idea de que la evolución no
era necesariamente un proceso lineal de cambio ascendente. Los organismos simples
podían dar origen a otros más complejos sin desaparecer durante el proceso y,
por lo tanto, no era necesario recurrir a la generación espontánea para
explicar la reposición de los organismos que se agotaban por el cambio
constante.
Darwin, tomó conocimiento de un
tratado sociológico breve, pero muy comentado, escrito por el reverendo Thomas
Malthus (1766-1834) quien advertía, al igual que los economistas lo han hecho
desde entonces, que la población humana
estaba incrementándose tan rápidamente que en poco tiempo sería imposible
alimentar a todos los habitantes de la Tierra. Darwin vio que la conclusión de
Malthus, que la disponibilidad de alimentos y otros factores limitan el crecimiento
de la población, es válida para todas las especies, no sólo para la humana. El
proceso por el cual los sobrevivientes son "elegidos" fue llamado por
Darwin "selección
natural".
Según Darwin, las variaciones que
aparecen en cada población natural y se heredan entre los individuos son una
cuestión de azar. No las produce el ambiente, ni una fuerza creadora ni el
esfuerzo inconsciente del organismo. Por sí
mismas, no tienen meta o dirección, pero a menudo tienen valores adaptativos
positivos o negativos, o sea, pueden ser más o menos útiles para un organismo
si se juzga su supervivencia y su reproducción. Es el funcionamiento de la
selección natural, la interacción de organismos individuales con su ambiente
durante una serie de generaciones, lo que confiere dirección a la evolución.
Fuente:http://www.curtisbiologia.com/
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